Iniciativas


Iniciativas

Que adiciona el artículo 90 de la Ley General de Salud, a cargo del diputado Luis Edgardo Palacios Díaz, del Grupo Parlamentario del PVEM

El que suscribe, Luis Edgardo Palacios Díaz, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 71, fracción II, y 72 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; así como 6, numeral 1, 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a consideración de esta asamblea la presente iniciativa con proyecto de decreto por el que se adiciona la fracción V al artículo 90 de la Ley General de Salud, al tenor de la siguiente

Exposición de Motivos

El Sistema Nacional de Salud de México es uno de los pilares fundamentales para garantizar el acceso de la población a servicios médicos de calidad. Sin embargo, a pesar de su importancia, existen desafíos significativos relacionados con la violencia, el acoso y el hostigamiento en este sistema. Los residentes y estudiantes de medicina enfrentan una serie de amenazas a su integridad física, emocional y psicológica en el lugar de trabajo. Estas amenazas pueden manifestarse en diversas formas, como violencia física, acoso sexual, intimidación verbal y explotación laboral, y tienen un impacto perjudicial tanto en la salud de los trabajadores como en la calidad de la atención médica que brindan.

El maltrato que sufren es un tema que ha sido reconocido en el mundo desde hace mucho tiempo. En 2014, la revista de Ética de la Asociación Médica Americana publicó un artículo el cual señalaba que, aproximadamente 59 por ciento de los estudiantes de medicina y 63 por ciento de los residentes habían experimentado algún tipo de maltrato o discriminación durante su formación profesional.1 Diversos estudios indican que aquellos estudiantes de medicina más susceptibles a enfrentar esta problemática son las mujeres y otros individuos pertenecientes a grupos minoritarios.

Entre las diferentes manifestaciones de abuso mencionadas en el artículo se incluían el maltrato verbal, la violencia física, la discriminación racial, el acoso sexual y la discriminación de género, señalando que estas últimas son de las más frecuentes en los institutos de salud.

Es conocido que en el ámbito médico de México existe una estructura jerarquizada que en ocasiones funciona de manera autoritaria. En esta jerarquía, el personal médico con mayor autoridad son los que cuentan con una especialidad médica. A estos les siguen los médicos subespecialistas y especialistas que han sido contratados por el hospital, luego están los residentes, cuya posición dentro de la jerarquía depende del año de especialización que estén cursando, de manera que un R4 (residente de cuarto año) tiene autoridad sobre los R3, R2 y R1. Después se encuentran los médicos internos y, en la parte inferior de la jerarquía, se sitúan los estudiantes de medicina que aún no han llegado al internado.2

Estas jerarquías se reflejan directamente en líneas de autoridad, lo que significa que cualquier médico que se encuentre en una posición superior a un residente o estudiante tiene la capacidad de dar órdenes sobre ellos. Estas estructuras de poder, en lugar de servir como un método educativo para los jóvenes, se convierten en instrumentos de tormento que perpetúan la violencia física, psicológica y sexual. El principal perpetrador suele ser el estudiante de mayor experiencia en la institución, los estudiantes en niveles superiores, así como los residentes más antiguos, quienes intentan demostrar su dominio y superioridad. Esto ocasiona un círculo vicioso de violencia, pues la víctima de los maltratos eventualmente acaba ocupando el lugar de los estudiantes de mayor antigüedad y se vuelven a su vez victimarios.3

Las instituciones hospitalarias deberían servir como ejemplos de humanismo, sin embargo, los médicos que han completado su formación y acceden a programas de residencia con el objetivo de avanzar en sus carreras profesionales, tanto en beneficio personal como en el de la nación, se encuentran con una tradición antigua que implica un constante abuso que se manifiesta en una explotación laboral inaceptable, insultos, desprecios, amenazas e incluso agresiones físicas y sexuales. Además, esta situación se ve agravada por un profundo problema de discriminación de género, lo cual resulta alarmante. Estas acciones van en contra de la esencia misma de la profesión médica, que teóricamente debería promover los más altos valores humanos, comenzando por los propios médicos.

Se ha llegado a conocer que muchas veces a los estudiantes y residentes de medicina se les niegan los descansos, no se les permite ingerir sus alimentos, se les impide dormir y hasta satisfacer sus necesidades fisiológicas, ocasionando un impacto negativo en la salud tanto física como mental de las víctimas y también contribuyendo a que muchos de ellos, que podrían ser altamente valiosos para mejorar la calidad de la atención médica en nuestra sociedad, abandonen sus programas de residencia o estudios, como lo comenta el médico general Horacio de 29 años en el estudio “Discriminación, maltrato y acoso sexual en una institución total”4 :

“Cuando ya estuve inmerso en la vida hospitalaria, ya no me gustó la formación del médico dentro del hospital, ni ejercer la medicina dentro de un hospital (...) porque hay mucho abuso, mucho maltrato, mucha explotación, pues es como vivir en una especie de secuestro, estás demasiadas horas dentro de un hospital.”

En este mismo estudio, se muestra una entrevista a un joven estudiante del último año de la carrera de medicina, el cual relata una experiencia que vivió en el internado con uno de sus compañeros internos, quien decidió ir a comer después de un turno de 8 horas de trabajo porque iba a permanecer de guardia ese día, por esta acción todos sus compañeros fueron castigados con salir toda la semana hasta las 8 de la noche, haciéndolos trabajar alrededor de 90 horas a la semana. Estos relatos evidencian el sistema de castigos que opera al interior de los hospitales y que, en este caso, prolonga el horario de confinamiento y aislamiento de los internos, incluso de aquellos que no han cometido ninguna falta, lo que refuerza el efecto disciplinario de la sanción y la explotación laboral que sufren muchos de ellos.

El reconocimiento del acoso laboral como un problema de relevancia social ha ido en aumento a nivel internacional, dada la evidencia respecto a su extensión y profundidad de las consecuencias que genera, así como el acoso del que son objeto los residentes y estudiantes de medicina. En mayo de este año se publicó el estudio titulado “Mobbing en médicos residentes e internos en un hospital de segundo nivel de atención en la Ciudad de México”, donde se encontró que el acoso laboral es una problemática que se identifica mayormente en los médicos residentes de urgencias médicas de penúltimo y último año en comparación a las otras especialidades.5

En el estudio participaron médicos residentes y médicos internos de pregrado pertenecientes al Instituto Mexicano del Seguro Social de la Delegación Sur de la Ciudad de México. En la investigación se encontró que 20 por ciento de los médicos en formación cumplió con criterios para acoso laboral. La especialidad con más afectaciones fue el área de urgencia, en la cual predominaban residentes de segundo y tercer grado, mientras que el área que mostraba niveles bajos de acoso laboral era donde se encontraban los residentes de mayor jerarquía.

Ahora bien, se dice que el hecho de ser mujer funciona como factor protector contra los maltratos y abusos por parte de los médicos con jerarquía superior, sin embargo, muchas de ellas experimentan distintos tipos de violencia fundada en la desigualdad de género, en la misma investigación encontraron que las médicas presentaban más acoso laboral, lo cual se puede explicar por la transición de género en donde aquellas especialidades que eran consideradas de elección para hombres cada vez son más elegidas para mujeres, ocasionando así mayor discriminación por la identidad de género.

En la tabla se puede observar que el porcentaje en acoso laboral es mayor en las mujeres por 16 por ciento más que el de los hombres.

La violencia de género que experimentan las médicas en formación va desde sufrir groserías y maltratos por su físico, discriminación, exclusión hasta el acoso sexual6 .

En algunas ocasiones, los médicos y residentes suelen dirigir su atención a las estudiantes de medicina en función de su atractivo físico, por lo que algunas chicas sufren violencia al no ser lo suficientemente atractivas para sus superiores, como lo muestra el siguiente relato de un joven estudiante de la Ciudad de México7 :

“En cirugía había una chava que se quería subespecializarse a Neurocirugía, y pues la chica no era muy agraciada, cada que era el pase de visita le decían “gremlin”, “a ver gremlin, este paciente, ¿qué tiene?” Y la chica sabía, sí sabía, era buena estudiante, pero eso no evitaba que la humillaran, no evitaba que la hicieran menos por querer sobresalir.”

Así mismo, la intensidad del acoso que experimentan aumenta hasta llegar a las insinuaciones sexuales, yendo desde las más sutiles hasta el hostigamiento sexual explícito, siendo permitido muchas veces por las autoridades de la institución y de la comunidad médica.8

Estas situaciones operan a través de las características totalizantes de la educación médica, ya que las jóvenes llegan a los hospitales con gran entusiasmo, deseos de aprender y aplicar la teoría en forma de práctica, lo que incrementa su vulnerabilidad para ceder ante propuestas inaceptables como: Obligación de tener relaciones sexuales, aceptar la solicitud de entrega de algún tipo de fotografía o video sin ropa, aceptar tocamientos en partes íntimas, todo para poder obtener algún tipo de privilegio o en el peor de los casos para no someterse a algunos castigos impuestos por sus superiores, colocando a las estudiantes de medicina en una condición de vulnerabilidad particular que amenaza su sentido de seguridad personal.

Es de vital importancia que las instancias pertinentes, desde las autoridades académicas hasta las instituciones de salud, establezcan políticas y procedimientos claros para denunciar y abordar la violencia y el hostigamiento sexual, porque lamentablemente no todas cuentan con esto, debe existir espacios seguros y confidenciales donde las víctimas puedan reportar estos abusos sin temor a represalias, que no sucedan casos como el de la joven Dulce Carolina Olivares Carmona, residente del hospital general “Fernando Ocaranza” en Hermosillo, que fue despedida de su cargo después de haber denunciado el acoso sexual que recibía por parte de sus superiores.9

“cuando yo interpongo una denuncia formal contra uno de sus médicos, la cosa cambió totalmente: ya no me daban permiso de ir a la Fiscalía, me trataron de loca, que yo era conflictiva, problemática, que llegaba tarde, me hostigaban, me amenazaban con que me iban a dar de baja”.

Estos hechos ocurrieron desde 2021 y siguen sucediendo en diversos institutos de salud, sin embargo, las victimas deciden callar para no arriesgar su trabajo.

Esta problemática ha tenido bastante crecimiento, por lo que la Secretaría de Salud la Ciudad de México creo en junio de 2023, la “Guía de Atención Inmediata para el Hostigamiento Sexual y a Acoso Sexual a Personal en Formación de la SEDESA” con el objetivo atender los casos de acoso y hostigamiento sexuales hacia el personal en formación en las unidades sectorizadas y la red de hospitales de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.

En un artículo publicado por de Stone y colaboradores en 2019 se menciona que, en profesiones como la medicina y el ejército, el abuso sexual se experimenta de manera peculiar debido a que estas ocupaciones tienden a ser absorbentes, lo que provoca que las fronteras entre el ámbito laboral y la vida social se vuelvan difusas. Además, estos autores enfatizan la noción de que el riesgo de acoso sexual es más elevado en entornos con jerarquías marcadas, en organizaciones que toleran el acoso sexual y cuando dicho acoso es perpetrado por individuos en posiciones de autoridad.

La violencia que sufren los residentes y estudiantes de medicina tiene efectos devastadores en su salud mental y física, estos actos desencadenan una serie de consecuencias perjudiciales para su bienestar. Pueden experimentar ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático y otros problemas psicológicos. El miedo constante, la humillación y la sensación de vulnerabilidad pueden dejar cicatrices profundas en la mente de quienes lo padecen.10 Estos impactos no solo afectan su capacidad para estudiar y trabajar, sino que también tienen consecuencias a largo plazo en su vida personal y profesional.

Los estudiantes y residentes de medicina, que ya enfrentan una gran presión académica y profesional, se ven aún más afectados por estos factores adicionales de estrés y trauma, algunos jóvenes al no poder manejar tan altos niveles de estrés deciden por optar el camino del suicidio.

En el estudio “Salud mental y suicidio del médico en México: un tema incómodo y poco explorado” se menciona que la tasa de depresión de estudiantes de medicina se estima en 27 por ciento y las tasas de ansiedad y agotamiento superan el 50 por ciento, asimismo, menciona que las enfermedades neoplásicas y el suicidio son las principales causas de muerte en los residentes.11

En México no se encuentran estadísticas precisas sobre los casos de suicidio en los residentes, sin embargo, hay casos que se han hecho públicos como el de la joven Zyanya Estefanía Figueroa Becerril, médico pediatra internista quien debido al maltrato laboral del que fue víctima en el Hospital del Niño Poblano, decidió suicidarse al interior de su departamento el 16 de mayo de 2018; en la noticia se mencionó que todos los días era acosada por sus superiores, de acuerdo con fuentes cercanas a la joven, quien antes de partir dejó una carta describiéndose como un fracaso.12

La situación ha llegado a ser tan alarmante que médicos pasantes y residentes han salido a manifestarse en las calles, como sucedió el 27 de julio de 2020, donde marcharon del Monumento a la revolución al Zócalo de la Ciudad de México para exigir que las autoridades les garanticen poder realizar sus actividades sin temor a ser violentados, situación que ya se había observado con anterioridad en 2019, cuando médicos residentes del hospital general “Doctor Eduardo Liceaga” de la Ciudad de México, se manifestaron a las afueras de Palacio Nacional en protesta por su situación laboral, denunciando la falta de insumos en sus centros de trabajo con los que deben realizar sus labores, falta de medicamentos y las malas condiciones laborales en sus respectivos centros de trabajo.13

La medicina es una vocación noble, una disciplina que implica un compromiso profundo con el bienestar de las personas, la salud pública y la vida misma. Sin embargo, no se puede permitir que la violencia laboral y sexual prevalezcan en este ámbito, ya que socavan la integridad de los futuros médicos y el sistema de atención médica en su conjunto.

Es inaceptable que quienes se esfuerzan por salvar vidas, aliviar el sufrimiento y promover la salud sean víctimas de esta violencia que obstaculiza su capacidad para brindar una atención médica de calidad a los ciudadanos.

Por ello, considero que es imperativo la implementación de una capacitación más exhaustiva sobre la igualdad de género, el respeto y la ética en la práctica médica desde el nivel de pregrado hasta las etapas avanzadas de la formación médica, ya que la conciencia y la educación son la base para combatir el acoso y la violencia en el ámbito de la medicina, es así que mi propuesta deriva de establecer en La Ley General de Salud, en su capitulado “Formación, Capacitación y Actualización del Personal” la promoción de programas para prevenir y atender los casos de violencia, acoso y hostigamiento hacia el personal médico, médicos residentes y estudiantes de medicina, con el fin de crear entornos libres de violencia y explotación laboral en las Instituciones del Sistema Nacional de Salud.

Para mejor comprensión de lo propuesto, se expone a continuación un cuadro comparativo con la legislación vigente y la propuesta de modificación:

La educación y la sensibilización son fundamentales para cambiar la cultura en torno a estos temas, debemos concienciar a todos los profesionales de la salud sobre la gravedad del problema, así como sobre sus consecuencias, la educación resulta fundamental para prevenir estas conductas y fomentar un ambiente respetuoso.

Como legisladores, tenemos la responsabilidad de promover una cultura de respeto y seguridad en nuestras instituciones de salud y garantizar que los médicos residentes y estudiantes de medicina puedan desarrollarse en un entorno libre y sano.

La violencia, el hostigamiento y el acoso sexual son males que debemos combatir en todas sus formas y en todos los ámbitos. La creación de programas efectivos de prevención y atención es un paso fundamental en este camino, es momento de actuar con determinación y compromiso para que nuestros futuros médicos puedan ejercer su noble profesión sin miedo ni obstáculos.

Se debe asegurar que la atención médica que recibimos sea brindada por profesionales que han sido formados en un ambiente seguro y saludable, con ello no solo beneficiamos al personal de salud, sino también beneficiaría a que la atención médica que recibimos sea de la más alta calidad, por lo anterior someto a consideración de esta honorable asamblea el siguiente proyecto de

Decreto por el que por se adiciona una fracción V al artículo 90 de la Ley General de Salud

Artículo Único. Se adiciona la fracción V artículo 90 de la Ley General de Salud, para quedar como sigue:

Artículo 90. Corresponde a la Secretaría de Salud y a los gobiernos de las entidades federativas, en sus respectivos ámbitos de competencia, sin perjuicio de las atribuciones de las autoridades educativas en la materia y en coordinación con éstas:

I al IV. ...

V. Promover la creación de programas de capacitación para prevenir y atender los casos de violencia, acoso y hostigamiento hacia el personal médico, médicos residentes y estudiantes de medicina, a fin de crear entornos libres de violencia y explotación laboral en las instituciones del Sistema Nacional de Salud.

Transitorio

Único. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

Notas

1 Villanueva Marcia, Discriminación, maltrato y acoso sexual en una institución total: la vida secreta de los hospitales escuela, 2019, México. Disponible en: https://www.scielo.org.mx/pdf/riegcm/v5/2395-9185-riegcm-5-e366.pdf

2 Villanueva Marcia, Sistemas de jerarquización del campo médico en México, 2020, México. Disponible en: https://www.scielosp.org/article/csc/2020.v25n6/2377-2386/

3 Ídem.

4 Villanueva Marcia, Discriminación, maltrato y acoso sexual en una institución total: la vida secreta de los hospitales escuela, 2019, México. Disponible en: https://www.scielo.org.mx/pdf/riegcm/v5/2395-9185-riegcm-5-e366.pdf

5 Vilchis y Cruz, Mobbing en médicos residentes e internos en un hospital de segundo nivel de atención en la CDMX, 2023, México.

6 Ibídem página 15.

7 Ibídem página 17.

8 Ibídem página 20.

9 Gamboa Ana, Médica residente denuncia acoso sexual y laboral en hospital del ISSSTE de Hermosillo, 2023, México. Disponible en: https://proyectopuente.com.mx/2023/01/23/medica-residente-denuncia-acos o-sexual-y-laboral-en-hospital-del-issste-de-hermosillo-instituto-respo nde-que-no-encontro-pruebas-y-es-despedida/

10 Francisco Domingo, Maltrato y desgaste profesional en médicos residentes en México están bien documentados, 2023, México. Disponible en: https://www.uv.mx/obeme/general/violencia-en-residencias-medicas-una-cu estion-de-vida-o-muerte/

11 Lugo Juan, Salud mental y suicidio del médico en México: Un tema incómodo y poco explorado, 2021. Disponible en: https://medicinaclinica.org/index.php/rmc/article/view/252

12 Disponible en: Francisco Domingo, Maltrato y desgaste profesional en médicos residentes en México están bien documentados, 2023, México. Disponible en: https://www.uv.mx/obeme/general/violencia-en-residencias-medicas-una-cu estion-de-vida-o-muerte/

13 Nora Nancy, Medicina sin derechos, 2022, México, Disponible en: https://www.sinembargo.mx/14-11-2022/4280917

Palacio Legislativo de San Lázaro, a 5 de marzo de 2024.

Diputado Luis Edgardo Palacios Díaz (rúbrica)